Los internados ofrecen un verdadero sentimiento de comunidad y permiten a los niños sentirse como en casa. Cuando vives y estudias en el mismo lugar, con el tiempo los estudiantes desarrollan un sentimiento de pertenencia que, a su vez, puede ayudarles a crecer como personas. Incluso hay estudios que sugieren que un sentimiento de pertenencia puede conducir a un mejor bienestar físico y emocional, lo que puede repercutir positivamente en los resultados académicos. El sentimiento de pertenencia puede ser incluso mejor cuando el colegio es de menor tamaño, ya que será más fácil que los miembros del personal conozcan a los niños por su nombre.